Era el paso que le faltaba. Tras erigirse en una de las voces económicas más autorizadas durante la crisis con sus artículos en el blog Nada es gratis y con su libro El dilema de España, Garicano encontró la sintonía precisa con Rivera para sumarse a su proyecto político y demostrar que él no es solo un economista teórico con ideas estrictamente académicas, sino que tiene claro el mundo en el que vive y lo que necesita España.
¿Y qué necesita? "Un nuevo modelo económico", asegura. "La recuperación que estamos viendo nos devuelve a modelo que condujo al boom vivido hasta 2007 y a la la crisis", añade.
Lo que Garicano propone plasmar en el programa económico de Ciudadanos es ese nuevo modelo, sustentado en implantar reformas en el mercado laboral, la Administración Pública y la educación. "Hay que acabar con el capitalismo de amiguetes y reorientar el gasto público", insiste. Junto a esta idea, otra fundamental: "Ofrecemos otra forma de gobernar".
Las propuestas parecen de manual. Pero Garicano incorpora rápido el matiz que las hace diferente en Ciudadanos. "Las cosas no han cambiado porque a mucha gente no le interesa. Nosotros somos un partido nuevo, no tenemos ataduras", afirma para resaltar por qué ellos sí pueden ejecutar esos cambios.
"Parecida, pero mejor repartida"
La cuestión fiscal también es clave dentro del punto de mira económico de Ciudadanos. Y su receta es clara: “La presión fiscal óptima es parecida a la que tenemos ahora, pero mucho mejor repartida”.
Se comprometen a reducir los tipos marginales del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) y del Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA). Aunque, sobre todo, su idea fundamental es la de una mayor justicia fiscal, manifestada en que los que ya han venido cumpliendo con sus compromisos fiscales paguen menos y que los que se aprovechaban de los agujeros existentes para pagar menos paguen más en el futuro, porque ya no podrán aprovecharse de esos boquetes fiscales.
"Un país normal"
Garicano admite que, en su caso, uno de los retos consiste en demostrar que sus iniciativas no son un producto intelectual o académico, sino que se ajustan a unas necesidades reales y están pegadas al terreno. "Nuestras propuestas no son experimentos. Nosotros no planteamos cosas como una quita a la deuda", se defiende. En su opinión, esta perspectiva más realista es la que les aleja de otros partidos más extremos. Y las referencias al griego Syriza son inevitables. "Syriza ha cerrado los ojos a la realidad", subraya.
En el fondo, Garicano tiene un sueño. Que España se crea que puede ser un país moderno, a la altura de los países del norte de Europa. “Los países crecen porque tienen buen capital humano y buenas instituciones”, defiende. "Que sea un país normal", remata.
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