Este fin de semana ha sido de un joven y de un viejo. De un golfista de 21 años, Jordan Spieth, y de un entrenador de fútbol de 63, Louis Van Gaal.
Comenzamos con Spieth porque lo suyo es una hazaña histórica.
¿Que no le interesa el golf, dice Ud? Está bien, pero no estamos hablando de golf, sino de un atleta formidable, de un fenómeno que ya era golfista cuando todavía usaba pañales, de un deportista llamado a llenar una época.
O eso dicen virtualmente todos los entendidos en golf.
Comenzamos con Spieth porque lo suyo es una hazaña histórica.
¿Que no le interesa el golf, dice Ud? Está bien, pero no estamos hablando de golf, sino de un atleta formidable, de un fenómeno que ya era golfista cuando todavía usaba pañales, de un deportista llamado a llenar una época.
O eso dicen virtualmente todos los entendidos en golf.
Si usted cree que Jordan Spieth es un golfista más, desengáñese: es otra cosa.
Y Van Gaal también es otra cosa: el holandés irrita (Maradona acaba de compararlo con el diablo) y cautiva al mismo tiempo; hace unas semanas lo querían colgar del roble más cercano, ahora le quieren levantar una estatua.
Spieth ganó el Masters de Augusta, uno de los torneos del Grand Slam, igualando el récord histórico de 18 golpes bajo el par logrado por Tiger Wood en 1997 (llevó 19 bajo el par hasta el último hoyo; nadie en toda la historia había alcanzado ese marcador en el Master) a una edad en la que muchos golfistas siguen mamando la técnica, la estrategia y la psicología del juego.
Y Van Gaal también es otra cosa: el holandés irrita (Maradona acaba de compararlo con el diablo) y cautiva al mismo tiempo; hace unas semanas lo querían colgar del roble más cercano, ahora le quieren levantar una estatua.
Spieth ganó el Masters de Augusta, uno de los torneos del Grand Slam, igualando el récord histórico de 18 golpes bajo el par logrado por Tiger Wood en 1997 (llevó 19 bajo el par hasta el último hoyo; nadie en toda la historia había alcanzado ese marcador en el Master) a una edad en la que muchos golfistas siguen mamando la técnica, la estrategia y la psicología del juego.
Utilizamos el verbo "mamar" porque rima con la anécdota más reveladora de su carácter: antes de cumplir tres años, su madre, harta de cambiarle los pañales, le escondió los palos de plástico: "Si no usas el baño no habrá golf", le dijo. Desde entonces Jordan ha mantenido bajo control su juego y su esfínter.
Esto último es crucial en un deporte como el golf: la presión sobre el líder del marcador es terrible en el último día, en particular si no es experimentado.
Spieth conservó la calma y la puntería en los momentos más difíciles, dos atributos que justifican la comparación con Wyatt Earp, el sheriff, jugador, proxeneta y sobreviviente del Lejano Oeste, famoso por su puntería, su imperturbabilidad y también por el hecho de que nunca recibiera un balazo.
¡Ah! A esta altura imaginamos al lector haciendo una mueca de fastidio: "¿Wyatt Earp? ¡Ya no saben qué inventar para vender al personaje!"
Pero así son las cosas, amigo. Se trata de Estados Unidos, donde la imaginería del Lejano Oeste conserva un tirón poderoso en la cultura popular moderna.
Esto último es crucial en un deporte como el golf: la presión sobre el líder del marcador es terrible en el último día, en particular si no es experimentado.
Spieth conservó la calma y la puntería en los momentos más difíciles, dos atributos que justifican la comparación con Wyatt Earp, el sheriff, jugador, proxeneta y sobreviviente del Lejano Oeste, famoso por su puntería, su imperturbabilidad y también por el hecho de que nunca recibiera un balazo.
¡Ah! A esta altura imaginamos al lector haciendo una mueca de fastidio: "¿Wyatt Earp? ¡Ya no saben qué inventar para vender al personaje!"
Pero así son las cosas, amigo. Se trata de Estados Unidos, donde la imaginería del Lejano Oeste conserva un tirón poderoso en la cultura popular moderna.
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